La citania de Lámbrica se levanta muy cerca de la ribera del Miño, al lado del monte de Santorcado, Trocado o Torcuato. Administrativamente está situada en los ayuntamientos orensanos de San Amaro y Punxín, a 12 kilómetros de O Carballiño, la villa del río Arenteiro (acaso del dios Arentio?), que actualmente ostenta la capitalidad comarcal.










Más conocida como “Castro de San Cibrao das Las”, la citania ocupa espacios de monte comunal y de algunos privados en las parroquias de San Cibrao das Las y San Xoán de Ourantes. Por su posición geográfica, Lámbrica controlaba el camino entre A Barca (Barbantes-Estación), en la ribera del Miño, y las antigas zonas mineras de O Puzo do Lago (cercano al Castro Grande de Amarante) y de los montes de A Madanela, en cuyas inmediaciones se encuentra el castro do Coto de Mosteiro.
La denominación de la citania de San Cibrao das Las (Lámbrica) que pervive en la tradición oral es O Monte da Cidade.

Castro deriva del latín “castrum” y significa “castillo”, “fortificación”. En plural, “castra” tiene el significado de “campamento”. No debemos confundir los castros de la Edad del Hierro con los castra, campamentos que los romanos establecieron en sus campañas militares, con las conocidas características de sus cuatro divisiones principales derivadas de las dos vías mayores, cardo y decumanus, el primero de norte a sur y el segundo de este a oeste, también utilizados en la planificación de colonias. Algunos de los castra (plural de castrum) terminaron dando origen a algunas ciudades actuales, siendo el caso más conocido el de León.

Una citania es un poblamiento propio de la Edad del Hierro, con cierta extensión superficial, que manifiesta preocupaciones militares o defensivas, establecido normalmente en altura por la mayor facilidad de control del territorio y con cierto carácter urbano o, al menos, protourbano.
Las citanias ya existían antes de Roma, adquiriendo más relevancia en el contexto de la defensa de la invasión, aunque se sabe que en algunas llegaron a establecerse pactos o acuerdos con los romanos, conviviendo y aliándose con ellos.

El origen de las citanias podemos rastrearlo en la Segunda Edad del Hierro, en consonancia con las fortificaciones erigidas en otros lugares a partir de los siglos V y IV antes de Jesucristo.
Ya en el cambio de era, los recién llegados irán acaparando los recursos económicos de las zonas que van ocupando, incluso en aquellos lugares a los que llegaron de modo más pacífico. Las citanias que no se destruyen, y aquellas que se reconstruyen de nuevo, seguirán utilizándose con su disposición urbana tradicional, aunque obedeciendo a las disposiciones y a las exigencias de los nuevos amos.

Lámbrica, reconstruida posiblemente entre finales de la Edad del Hierro y la época romana, mantiene la planificación indígena y constituye el paradigma del poblamiento, que podríamos denominar protourbano, en la denominada época castreña del noroeste peninsular, con una llamativa planificación de sus defensas y con una cuidada distribución de sus viviendas y talleres. Tiene forma ovalada, con un recinto central y otro concéntrico o anular con calles radiales. Dos de estas calles, enlosadas, comunican las entradas oriental y occidental de la citania con las respectivas puertas del recinto central.
Lámbrica es, por tamaño y morfología, muy diferente a cada uno de los pequeños castros, que, a modo de constelación, la rodean. Estos pequeños “castros” -nombre que se conserva en la microtoponimia- tienen escasa superficie (raramente llegan a las 2 hectáreas), con defensas muy débiles. Han dado origen a muchas de las aldeas actuales: Ourantes, Castro Martiño, Beariz, Veiga…
Es posible que del término civitas proceda el topónimo más popular de “A Cidade”, nombre por el que es conocida la citania de Lámbrica en sus alrededores. Posiblemente aluda a la primacía que tendría la población lambricense en la época romana, entre los siglos II antes de Cristo y II después de Cristo, entre la población circundante, sirviendo para articular el territorio y explotar sus recursos, aunque es factible que esta primacía ya se hubiese dado desde épocas anteriores al siglo II antes de Jesucristo.

La citania es conocida en la bibliografía como “Castro de San Cibrao de Las”, pero podríamos concluír que Lámbrica era su nombre original si consideramos, como hacen casi todos los autores, que el epíteto de Bandua presente en el ara de Eiras se refire a ella. El problema está en que las lecturas que se han hecho del epígrafe son extremadamente divergentes y con enmarañada bibliografía, surgiendo así una multitud de dudosos nombres que se atribuyeron al castro: *Lanobriga, *Lansbriga, *Lansbrica ou *Alaniobriga, cada uno con sus respectivos -y, a veces, belicosos- defensores y adversarios.
Lámbrica, que podría tener el significado de Ciudad Fuerte (-briga) de Lam ([tʃan], posiblemente chao ou chaira), posee un topónimo que describe características orográficas y humanas de aquella citania. La característica orográfica es la disposición en una discreta altura, pero más o menos llana (chaira); la característica humana es la fortificación, circundando con murallas el otero con la finalidad de defensa o de control militar del territorio. El topónimo Lámbrica adquiere, entonces, pleno sentido: “A Cidade Forte da Chaira” o “A Cidade Forte dos Chaos”. La traducción literal de chaira sería «llanura«.

La citania se levanta en un pequeño otero o elevación de 469 m. de altitud sobre el nivel del mar. Se trata de una elevación con suaves subidas, casi llana en su parte superior (de ahí el nombre de «chaira«). Por eso en sus inmediaciones se continuó manteniendo el microtopónimo A Chaira. El término ‘chaira’ puede dar lugar a confusión, imaginándose muchos lectores un valle. En este caso no es un valle, son formaciones geológicas graníticas muy antiguas, de suave altitud y muy erosionadas, lo que le confiere el aspecto de pequeñas mesetas. Este tipo de formaciones pasaron a la toponimia y a la microtoponimia como Chaos, habiendo ejemplos no muy lejanos al yacimiento: monte do Chao entre Eiras y Vilar de Rei, O Chao en Barxelas, y en entidades xeográficas un poco más distentes, como la comarca de Os Chaos de Amoeiro, de idéntica o similar factura geológica.
FERNÁNDEZ ALBALAT opinaba en 1990 que las dos raíces que constituyen el topónimo presente en el ara de Eiras son aparentemente contradictorias en su significado: LANON, llanura o lugar plano, y BRIGA, fortaleza, montaña, elevación (FERNÁNDEZ ALBALAT, 1990, página 135). Albalat se refería al término *lanobriga, la lectura de moda del ara de Eiras en aquella época, pero sus conclusiones no perderían sentido si el topónimo fuese Lámbrica.
Si visitamos la citania comprenderemos bien como es posible la existencia de una fortificación elevada y «llana» a la vez.

Su situación en el monte que divide a dos parroquias (San Cibrao das Las y Ourantes, pertenecientes, respectivamente, a los concejos de San Amaro y de Punxín) hace que sea más justo llamarle citania o castro de San Cibrao das Las e Ourantes. La demarcación territorial pasaba por la muralla oeste del recinto central del castro, donde todavía pueden verse las marcas cruciformes que separaban las parroquias. Hoy, la delimitación municipal parece haber sido modificada, trasladándose más al este.
La citania actual parece ser fruto de una planificación y posible reconstrucción de finales de la Edad del Hierro, en fechas muy próximas a la romanización o, incluso, una vez producida ésta. Pero es indudable que en el actual solar del castro hubo presencia humana desde épocas más primigenias. A pocos metros de la muralla occidental se hallaron restos del Paleolítico Medio y del Paleolítico Superior, que conocemos por el trabajo publicado por ROSA VILLAR QUINTEIRO. Esta autora sostiene que la industria lítica de A Chaira está realizada “sobre cuarcitas en forma de nódulos de canto rodado, cuya procedencia más próxima sería el río Miño (…)” y que “presenta un mínimo aspecto de desgaste por rodamiento, pues como mucho la distancia máxima que han podido recorrer es la que media desde la cima, donde se emplaza el castro, a su localización actual y que aproximadamente es de unos 200 m. (…)”. Según ROSA VILLAR, “la composición tipológica nos señala una industria dominada por el utillaje sobre lasca en el que los denticulados dominan sobre las raederas pero sobre ambos, aparece el utillaje propio del Paleolítico Superior con una frecuencia mayor, en el que se encuentran raspadores, toscos buriles, claros perforadores, además de piezas con retoque abrupto y escasos cuchillos de dorso, siempre atípicos”. En total, “se han contabilizado 475 efectivos, sin tener en cuenta diversos cantos rodados y fragmentos de estos, algunos de los cuales pudieron haber desempeñado una función de percutor en la cadena operativa, a juzgar por las zonas de alteración que presentan”.

En la parte meridional de la actual citania de Lámbrica, a pocas decenas de metros, y también fuera de las murallas, encontramos un pequeno montículo que contuvo un pequeno dolmen, cista o cámara funeraria, construcciones cuya cronología puede abarcar desde finales del Neolítico hasta la Edad del Bronce, aunque hay algunas más tardías. Ésta es una mámoa de pequeño tamaño, erigida por gentes que vivieron en estos lugares algún milenio antes de que sus descendientes en las Edades del Hierro terminaran construyendo una citania, fortificándose en aquel mismo monte donde habían estado sus antepasados.
Los restos del Paleolítico y del Neolítico en lugares más o menos próximos a la citania son bastante frecuentes, aunque poco o nada valorados y, normalmente, olvidados. En el ámbito comarcal están documentados hallazgos en los Chaos de Amoeiro, en las terrazas del río Arenteiro en Seoane (O Carballiño) y en Toén, todas en la misma provincia. Más cercanos al castro, se han encontrado herramientas líticas de cuarcita en Vilar de Rei (Cenlle).
Además, CHAMOSO LAMAS nos dice que en 1946, en Eiras, “entre los restos profanados de una ‘mámoa’, recogimos dos hachas de cuarcita pulimentada que se conservan en el Museo Arqueológico de Orense” (Noticiario Arqueológico Hispánico III-IV).
© Felisindo Glez. Iglesias. Arredor de Lámbrica. Octubre de 2020.